Hace inexactamente 7 minutos y cinco imágenes,
el sol ha sido atravesado por una bala de procedencia desconocida
sus fluidos han salido por ambos lados del astro,
formando una linea de luz terminada
en el grosor de una aguja para átomos.
El cielo restante se ha ruborizado (o enfurecido, no soy psiquiatra)
oleandose entre bestias amarillas, aves de tierno azul y naranjas agotados
las nubes se han mantenido al margen como escepticismos languidos
a traves de una muerte cinemática
mi temperatura corporal ha aumentado hasta escalofrío de cuchillo
dando un codazo a un pasajero,
que ha continuado leyendo un pais cuyo titulo ignoro.
Se ha escuchado la tensión de una cuerda atada a un ahorcado inmenso
y el chasquido de una rama en bandadas de silencio que despavoridas
han huido del hundimiento.
La nada ha quedado pisada como un huevo por algo mas grande.
El vagón ha vibrado suavemente a traves de un viento ahíto de si.
Mas tarde, detras de las montañas
se han avistado manadas de ángeles de fuego
salir de un lago del tamaño de un ojo aun así,
capaz de encharcar de llamas al menos tres sembrados colindantes.
Las estrellas no han llorado
me he bajado del tren con la cara habitual de no haber visto nada que
por una vez, estaba justificada.
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