En la cabeza siempre tengo el camino
paralelo y distinto al visible.
Cada dia se ensancha hacia el punto de fuga
enclavado en atardecer constante
al andar se asemeja a un arbol tumbado
o a una sombra de arena.
Cuando corro, las garras a un palmo
de la nuca agitan el polvo como agujeros en el tejido
de la lluvia.
Alli donde todo esta aun en ciernes
y los nomadas se cruzan haciendo pactos
de caracter antiguo donde todo
refiere a leyes entre hombres sin piel de mas
ni millas de menos.
Alli aparece a veces el caminante
mirandome tranquilo mientras fuma
sonriendo condescendiente.
Atravesando los espejismos
con piernas mas pesadas que la muerte
me cuenta la historia
de otros hombres caidos
en el camino
antes de que yo llegara nuevo
a recorrerlo desde siempre.
Detras veo los palidos semejantes
con mi rostro robado
descansando entre la maleza
cubriendo los abismos que impedian
continuar.
Salido del espacio entre los atomos del suelo
el espectro del camino ha visto todas las guerras
y me acompaña cuando la senda
se diluye en los engranajes
de mi errar por los reinos exteriores
donde las caras de plastilina
y las palabras de plastico
me hacen olvidar donde esta el hogar
donde la lucha
y por qué
hay un camino y no un
orfanato de muertos
antes de llegar al laberinto
e intentar caminarlo acompañado.
El ya estaba alli
hablando desde la sombra y el sueño
hacia la locura.
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