miércoles, 27 de abril de 2011

Punto de vista

Es un hecho siempre extraño
que unas piernas 
transmuten en gusanos
y taladren la chispa distraída
o que
a veces un torso se derrame
y arrastres 
las piernas a la orilla.
Unas tetas pueden
cristalizar 
sin reflejo
y cegarte de miseria 
o que ese cuello 
delicado
te destripe las mejillas,
donde caderas como leche
orinan las gargantas.

Cuando un cuerpo cae
llueven 
palabras enterradas.

Por eso siempre me sorprendieron
los ojos
clavados
en su verdad
soportan las aristas de un centro desafinado
y el surco de la imagen 
detenida.

Colmados de insolencia y deseo
anclando un 
silencio sin huida.


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