Veneno en camino
contaminado,
rumor de sierpe
sin el olor de los cabellos del alba.
En el anden de los que devoran cráneos
cuando la guillotina ha terminado
vaciando en esquinas
lo bello y lo siniestro
escupiendo huesos de gemido
y cascaras de sol.
Nubes lamiendo el suelo
aun la maleta llena de voces astilladas
y rimas malsonantes,
la bala del hastío
aun alojada en los pulmones
ahora me lloran los cánticos de la tierra
sinceros
pesados
pero me sonríe el reverso del viento
donde aun no he acabado de cantar
al rojo del mediodía.
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