miércoles, 5 de diciembre de 2012

Caída de la tarde

Pensé
me alcanzara y tendré
que recordarla una semana
atravesada por raíces de sangre
y nacida entre labios
de fantasma
arañando el velo indiferente
a la orilla,
o yerma venganza.
La atrape ¿Para que sirve una medusa?

Canto de ahogados memoria del abismo
medicina terminal de hundimiento
me preguntaba si dormía la extranjera alguna vez.

Era una palabra tan leve que se diría escrita
batiendo su danza muda hacia el fondo de plástico
chocaba sin descanso ni suplica, volvía
al inmenso de lo etéreo
a estallar sin luz los bosques sin huella
ni cántico.
Los niños tostados del sur las atrapaban
(saben
que sobran  las visiones irritantes
                                                  en la espuma)
amontonadas como leña para risas fugaces
sucedió que lágrimas quebradas
he ahí un charco de hambre
de mar un
manojo de  rígidas como escarcha
minúsculas venas partidas por la sed
                                                        y la tarde.

Mi cautiva no supo sus muertos,
los espíritus vomitados por las aguas
eran pasto de otro abismo
cesaron el baile sutil de la ola
en los pies descalzos de los niños.

la arroje al agua
y dejo de caberme en un cubo
tampoco es que una medusa sirva para
absolutamente nada.


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