Déjame leerte un poema
vamos a un páramo entre el ruido
y te leo acerca de lo tremendo
como si el ascua fuera interminable,
tu puedes darme la cicatriz palpitante en tu mirada
mancíllame con lo lejano
tengo sed y la senda es horizonte
quizás después podríamos volar algunos libros por los aires
buscar palabras con la boca, con la lengua y con los dientes,
con las manos
arrancar la belleza de las cosas
estoy cansado de decir padre, dios, amor, madre,
cansado de nombres
de literatura de escaparate
muestrario tan ajeno a la vida que no puede mas que muerte
contesta en novela, cuento, fabula, grito
pero no calles y no me hables
como se habla
no me hables para ni por que
vomita el cielo y empapame la piel
agrietada bajo el sol de mil palabras,
insectos insaciables de funciones pragmáticas
derramados para el olvido.
Dispara el arma que suena como el miedo
la que dibuja nuestros cuerpos
desde dentro.
Me quito el sombrero.
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